
En nuestra búsqueda de una agricultura respetuosa con el medio ambiente, nos pareció esencial volver a los métodos naturales y tradicionales. Utilizar estiércol de vaca para enriquecer el suelo es una práctica ancestral.
Nos entregan 4 toneladas de estiércol de vaca, que esparcimos por nuestro huerto con una carretilla. Damos una última pasada con el rotovator para mezclarlo todo e incorporar el estiércol a la tierra.
Enriquecer nuestro suelo con estiércol de vaca (o de caballo, menos accesible pero más aireado) nos permitirá, por tanto:

- Aumentar su fertilidad porque es rico en materia orgánica. La estructura del suelo mejora, así como la retención de agua y nutrientes esenciales para nuestros cultivos. Al descomponerse gradualmente, el estiércol libera lentamente nutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, esenciales para el crecimiento sano de las plantas.
- Fomenta el desarrollo de las raíces para reducir el riesgo de que los nutrientes sean arrastrados, preservando al mismo tiempo la salud de nuestro suelo.
- Prescindir totalmente de los fertilizantes químicos, evitando los riesgos de contaminación del agua y del suelo.
- Desarrollar una biodiversidad saludable en nuestro suelo alimentando a los microorganismos beneficiosos que mantienen un equilibrio biológico esencial para el crecimiento de nuestras plantas y su resistencia a las enfermedades.