Todo empieza con la semilla.
Estamos en pleno invierno, en febrero de 2023, las docenas de paquetes de semillas reproducibles se amontonan en el escritorio y estamos impacientes por dar vida por fin a esas miles de pequeñas hortalizas y plantas aromáticas en ciernes. Este año, para que el huerto tenga todas las posibilidades de florecer, tomamos la iniciativa.
Equipamos la oficina, en la penumbra de estos días demasiado cortos, con una lámpara de crecimiento UV/IR que programamos para que “brillara” durante 16 horas al día. A las primeras plántulas les costó germinar porque la temperatura no era óptima, pero al cabo de unos días aparecieron por fin los primeros brotes.
El trabajo frenético, meditativo y silencioso de plantar las semillas una a una en pequeñas macetas de tierra en pleno sol fue una auténtica gozada














